sábado, 18 de febrero de 2017

Cuando el alma no es capaz de reconciliarse con el cuerpo

Hoy me siento nuevamente frente al ordenador, desde la desconfianza y la desilusión, veo como con el pasar del tiempo, como lo que era un pensamiento esperanzador donde refugiarse de la árida y solitaria travesía del descreimiento y el ateísmo político, como este pensamiento se transforma al cobrar cuerpo, en algo material y tangible, fruto de la reanimada esperanza de tantas almas indignadas como la mía, pero que no es el cuerpo que anhelábamos.

Veo como ese molde etéreo de la ideología, no es tal, mas bien se trata de un torpe pincel, que lejos de conformar y dar dimensión material al pensamiento, apenas traza una leve silueta vestida de llamativos colores, que transforma la solidez etérea de una gran idea, en el intrigante e insinuante espejismo de una promesa,  a laque se le renueva y aplaza indefinidamente el plazo para su cumplimiento.

Quizás sea esa parte mía no superada de la infancia, la que me impide ver como natural evolución, el que como en la vida misma ocurre con esos infinitos sueños de la niñez y que el paso del tiempo va aparcando y haciendo que se deshechen o acoten y que con el paso de los años la realidad de tu vida, haga que lo material de lo optenido y andado, convierta en irreconocible el proyecto de persona que dibujabas en tu infancia. Si a esto le sumas el inevitable componente humano de la ambición y el ansia de protagonismo como inevitablemente y que cada cual intente amoldar ese pensamiento único al propio, para favorecer sus expectativas individuales dentro de las colectivas o como egoistamente, el fin justifica los medios, anteponiendo los resultados al objetivo, primando la elaboración  y desarroyo de la herramienta, con la hipócrita disculpa, que la imprescindibilidad de ella pasa inevitablemente por tu propio ombligo y que  para la consecución de los los objetivos, es esta herramienta y tu ombligo la única o con diferencia la mejor forma de acercarse al objetivo, transformado este, en esa sabrosa y apetecida zanahoria, que para las famélicas bases se presenta tan firmemente atada al palo del aparato, a fin de aglutinar y recabar esfuerzos, garantizando estos vayan siempre en la dirección que el aparato nos marca y disimulando la cuerda que la ata con ese insinuante velo de la democracia interna, que solo hace mas suave al tacto, el roce con la ruda cuerda con que está atada la zanahoria.

Pero soy consciente que el conflicto es mio, que es a mi al que le corresponde resolverlo, aun que la crudeza de los acontecimiento es de tal contundencia que te deja grogui y te hace plantearte mas y mayores dudas, que ni lo blanco de la lona donde te encuentras derribado, sea capaz de aclararte nada, ni que dejes de soñar con que alguien toque la campana que ponga fin a este asalto. No entiendes como si a todos nos parecen pocas esas "desmesuradas" condenas de la Gurtel, o si insultante la de Urdangarín y que no decir de la multa con saldo favorable a la Infanta, como ningún partido, instrumento legislador por excelencia; plantea al margen de la imprescindibles medidas de transparencia y la obligatoriedad de la independencia del sistema judicial, una reforma legislativa que acabe y haga mas acorde las penas, con el daño social causado, que no sea baldío el sufrimiento ocasionado por la marginalidad y la pobreza extrema que ocasionó la falta de recursos y el endeudamiento en las distintas administraciones, ocasionadas por esas gestiones fraudulentas para favorecer sus negocietes con sus amiguetes. Son estas contundentes realidades del vertedero en que han convertido la política de este país, las que hacen que nuevamente me encuentre descreida e indignadamente gritando en la plaza ¡¡Donde estáis todos a donde os marchasteis!! ¿A caso realmente hemos conseguido algo?¿Debemos confiar en los partidos para solventar nuestras demandas si dejamos de gritarlas?¿Que es mas prioritario, los intereses del partido o los de los votantes? ¿Que debe primar, la lealtad en el voto o la honestidad en el cumplimiento?

 Creo que si a mis 55 años no he logrado conciliar mi alma con mi cuerpo y me siento insatisfecho con el tránsito habido entre mis sueños y mi realidad, quizás sea absurdamente pretencioso por mi parte, que lo que a nivel individual me resultó insuficiente, me sea plenamente satisfactorio a nivel colectivo y tenga que resignarme a conformarme con lo menos malo y aprender que lo que mas se parezca a mi ideal en su plasmación en realidad sea algo simplemente  muy distinto.¿Será capaz este viejo mulo de aprender nuevos trucos?

1 comentario:

  1. He leído detenidamente tu artículo, y quiero en primer lugar felicitarte por la descripción tan extraordinaria y abierta que haces en él de tus sentimientos y de todo lo ocurrido.
    Como amigo tuyo, me duele que esos hechos provoquen en ti esa tristeza que percibo. Las Organizaciones políticas son muy cambiantes porque permanentemente se van adaptando a las nuevas situaciones que aparecen, aunque eso sí, siempre con el objetivo de preservar sus intereses, y dejando en un segundo lugar los de las personas. Esa es una realidad que he contrastado en las experiencias que he tenido en mi vida.
    Pero quiero también decirte Emilio, que veas con orgullo y satisfacción el trabajo que has desarrollado, y que algunos así lo sentimos y te lo hemos manifestado.
    En cuanto a las traiciones y engaños de compañeros, bien es cierto que como humanos que somos nos duelen mucho a todos. Pero Emilio, debemos pensar también que mejor haberlo detectado a tiempo y decir “esa relación no me interesa”
    Ánimo y un abrazo.

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