viernes, 14 de abril de 2017

Sacando de procesión los valores que no procesamos



Hoy que millones de españoles procesionan por las distintas ciudades y poblaciones y que se dan golpes de pecho mas fuertes que el resto del año al rezar su credo, yo me pregunto si es por una cuestión de exaltación real de la fe, que se produce con motivo de la celebración de la pascua, o una cuestión mas de apariencia y postureo, en donde el afán de protagonismo y de participar del espectáculo se hace patente, llenando las calles de penitentes sin causa y devotos sin credo, que desde un anonimato proclamado a los cuatro vientos, alimentan su ego, con los minutos de gloria mundana, obtenidos paseando la gloria divina.

Quizás sea mi descreida religiosidad, que reniega de la apología de toda iglesia, la que hace que solo vea espectáculo donde también hay creencias, o que juzgue de fariseas las penitencias de los que verdaderamente buscan ser redimidos con su sacrificio. Pero no sería mucho mejor seguir su credo durante todo el año y no tener que penar por los penares causados a tus congéneres. ¿Se puede ser fervoroso cofrade durante una semana e insolidario egoista, el resto del año?

¿Es la hipocresía el credo que mas fervorosamente seguimos? ¿Se pueden poner las banderas a media asta para celebrar la pasión de cristo y profanar constante y notoriamente los mandamientos por los que fue crucificado?

No puedo entender como se pueden defender las diferencias, desde la igualdad de la hermandad de todos los seres humanos que rezan en sus libros sagrados, ni que se robe o se estafe para conseguir el mas difícil todavía y pasar por el ojo de la aguja o que desde la fe se haga a la mentira mas rentable que la verdad o se silencie la masacre de un pueblo con bombardeos a uno y otro bando, con la crueldad y el terrorismo por mordaza.

Hoy que desde la aconfesionalidad, no conformes con poner medallas a la virgen o a un cristo y claramente insatisfechos con banderas a media asta, sacaremos de procesión a práticamente todas la instituciones, desde las cuales favorecemos a los mas ricos, olvidamos a los dependientes y aplazamos los pagos hasta después de su fallecimiento, ignoramos a los necesitados retrasando el acceso de refugiados o disminuyendo las partidas presupuestarias para las prestaciones y ayudas y negamos a los hambrientos cerrando comedores escolares o la partida para ayuda internacional. Benditos practicantes, que desde la fe consiguen creer que cumplen con los mandamiento de su religión, haciendo todo lo contrario que predicó quien dio su vida para para fundar su iglesia. Cubiertos por la mantilla o adornados con la negra corbata se redimen de sus inconfesos pecados y emprenden procesión persiguiendo al "ecce homo" para que los ilumine en sus gestiones y los haga perdurar impunemente en ellas.

 En resumidas cuentas: ¿Son estas nuestras penitentes procesiones la forma de reconocer la crueldad de los actos consentidos con nuestros silencios?¿Son las procesiones penitencia suficiente para paliar nuestros egoístas comportamientos?¿Mantendrán apaciguada nuestra hipócrita conciencia estos rezos de temporada?

Cierro este artículo convencido de que pasada la pascua y recogidos los pasos, todo seguirá como siempre y volverá a llover sobre mojado.