domingo, 28 de febrero de 2021

JUAN CARLOS I, EL CAMPECHANO Y HACIENDA

    Cuando algunos ya pensábamos que la edad media solo era patrimonio de Hollywood y que las intrigas cortesanas y las maniobras clandestinas y oscuras de la corona donde la mesa dejó de ser redonda para transformarse en un rectángulo infinitamente alargado, con aristas robustamente marcadas con las que hacer reposar el tablero sobre los pilares fundamentales que sostienen la institución, resulta que está mas vigente que nunca.

    Pue si, en un país del cual no quiero acordarme, había una corona con dos reyes, uno titular y el otro emérito ( significado de emérito ) y una extensa y muy variada red de familiares, que van desde los mas generosos primos, a los mas oscuros que aparecieron en los papeles de Panamá e incluso uno que por tener las uñas largas, se dice que cumplió condena en la cárcel, mientras que su amante esposa, la infanta, lo lloraba desde Suiza.


    Esta historia realmente no sabemos muy bien cuando comienza, pero si que salta a la luz cuando el fiscal Yves Bertossa, desde Suiza investiga si unos 65 millones que el emérito había donado en 2012 a su amante Corina Larsen, proceden de una comisión ilegal de 100 millones de dólares, pagada en agosto de 2008, por el gobierno saudí, por supuestas gestiones realizadas para que empresarios españoles hicieran las obras del AVE  a la Meca.



    Es entonces cuando de repente en este país empieza a salir a la luz toda una trama de enredos a cual mas oscuro en torno a la fortuna personal del rey emérito, que en algunos medios y apostillando que es solo de la parte que se conoce de esta, se estima entorno a unos 2000 millones de euros. Toma ya bofetón de realidad, cuando en torno a esta oscuridad y de lo inexplicable que para muchos, sino a todos, resulta el como consiguió este monarca esta fortuna, que en este país se destapa lo próximos que seguimos estando de la Edad Media, cuando asistimos a todo un desfile de congresistas y altos funcionarios venidos repentinamente a fervientes y fieles escuderos, unos y serviles abnegados cortesanos o lacayos otros, que consideran que la grandeza de un país pasa ineludiblemente por la opulencia de la corona y por que esta conserve y disfrute de prerrogativas que la distancien del común de las gentes, como el aforamiento y la inviolabilidad, para que hagan lo que hagan, si estos hechos no fueran precisamente elogiables, puedan ocultarse para que la corona aparezca siempre lustrosa y resplandeciente.





    Pues si como podemos ver ya tenemos todos los elementos para toda una película de fantasía y épica, propia de la fábula mas esplendorosa y brillante de la edad media en donde no faltan los Merlines ni las Morganas disfrazados de imparciales periodistas que actúan como el uno o como la otra, según estimen conveniente los que surten sus copiosos y refinados pesebres. Tampoco faltan dragones como el enorme devorador DRAGORCOVID19 o la dragonesa de la de deslocalización, el de la robotización y el de los servicios y compras por internet, todos y cada uno de ellos capaces de dejarte en los huesos con solo  echarte su aliento. Definida la trama el drama está servido.

     El final de esta fábula os la dejo a vuestro albedrío, para que vuestra voluntad a golpe de imaginación sean los que definan un final feliz o no.