AL SON DE LAS CANAS


Un son implacable pero sereno, el que el paso de los años te va marcando. Es el que te enseña a pararte a mirar lo que tienes, cuando no hace mucho tiempo solo tenias ojos en lo que querías conseguir.

 Es ahora, cuando yo al menos, soy mas consciente que nunca de todo lo que he tenido, quizás en parte porque ya no podré volver a tenerlo y esa nostalgia cada vez mas amplia, me hace reflexionar sobre cuanto he disfrutado de ello. Quizás esta reflexión sea la que me ayude en este momento a correr menos y a disfrutar mas de lo que tengo o me rodea, y me refiero a cosas tan sencillas e imprescindibles, como el cariño, la compañía, el apoyo cuando te equivocas, (pues cuando aciertas no lo necesitas), el compartir penas y alegrías con alguien, que en su día tomó la incomprensible decisión de estar a tu lado siempre. Por eso que cada día que pasa, me regodeo mas en el goce de no sentirme solo, de estar mas cerca de quien nunca me falta, de disfrutar al máximo de la cotidianidad de mi familia y me apena las veces que por la prisas no me fijo o no reparo en hechos sin importancia de mi día a día, que no se van a volver a repetir y que por ambiciones absurdas o egoísmos estúpidos dejo pasar.

Sólo tengo motivos de satisfacción y por no saber fijarme en ellos, aveces creo que no estoy satisfecho.¿Habrá mayor satisfacción que la de compartir tu vida con alguien que no repara en ofrecerte cada segundo de la suya para estar contigo? Alguien que calladamente te coge la mano o se acurruca junto a ti en la cama, que comparte tus preocupaciones o te libera de ellas, que busca contigo sentirse bién y que te hace sentir bién, que respira tu mismo aire contigo y te hace complice de sus anhelos e instrumento de sus placeres cuando es a su vez es el tuyo para satisfacción de los tuyos, convirtiéndolos en los nuestros. ¿Habrá mayor placer que el convertir lo singular en lo plural, el sentir solo, en un sentimiento conjunto?.

Yo que además tengo la gran suerte, de que esta dualidad tuviera un fruto, donde poner todo nuestro empeño para que crezca y se convierta en un ser feliz y pleno, tengo el placer añadido de aprender enseñando y de experimentar de primera mano y de la mano de mi otro yo, de ese aprendizaje en el avanzar como ser humano de nuestro fruto, compartiendo con orgullo sus aciertos y consolando y animando en sus equivocaciones, de las que aprendemos todos a levantarnos para seguir adelante.

Por eso tengo que sentirme feliz, de que cuando suena este son de las canas, tenga con quién bailarlo y celebrar que que podemos seguir el ritmo acompasadamente sin pisarnos, deseando poder acabar la pieza juntos y observar como nuestro fruto también sabe bailar los distintos ritmos que marca la vida.