sábado, 17 de septiembre de 2016

MILITANCIA Y SEGUIDISMO

Son estos dos términos los que diferencian a un partido político de un club de fans, pero lo que muchas veces parece ser tan evidente, en la práctica ya no lo es tanto o incluso no lo es en absoluto.

Uno no se da cuenta de cuantos factores son los que hacen que uno de los términos termine por transformarse en el otro, hasta que vive internamente la actividad propia e imprescindible en un partido político como la del liderazgo, el cual termina tarde o temprano, incidiendo mas o menos intencionadamente en transformar la militancia en seguidismo, al configurar sus estructuras por grupos de afines a aquellos que han consolidado mayoritariamente su liderazgo y a lo que habría que sumar la tendencia de muchos a sentirse ganadores a través de las victorias de su líder y para lo cual supeditan todos sus pensamientos a la coincidencia con los de su líder, unido a la tendencia al abandono de aquellos que no han logrado sacar adelante sus tesis.

Cuando estos tres factores se agudizan dentro la actividad de un partido, este termina por perder flexibilidad, dificultando enormemente la capacidad interna de debate en ese partido, transformando toda discusión en enfrentamiento y convirtiendo a este partido, con independencia de su contenido ideológico, en algo rígido y poco permeable, donde la pluralidad no tiene cabida o apenas puede darse otro pensamiento que el contemplado o permitido por el líder y su grupo de afines.

Este fenómeno es algo que se da mas frecuentemente de lo que podría suponerse dentro de los partidos y que a mi entender y aun que pueda parecer lo contrario, es un fenómeno mas achacable al tipo de militancia y su interpretación de la misma, que de liderazgo o achacable o inducido por los propios líderes. ¿Que en qué me baso para afirmar esto?

Pues en lo que yo califico de falta de madurez democrática de la población en general y que solo desde esta interpretación alcanzo a entender el respaldo obtenido en las urnas, por partidos  y políticos, que han demostrado tan evidentemente su falta de honradez y de honestidad tanto en su gestión, como a la hora de respetar los compromisos adquiridos previos a su elección y donde a pesar de todo ello, se antepone el seguidismo partidista que no ideológico y se sigue respaldando a ese partido o a ese político, en un acto , para mi , de clara inmadurez democrática que conjugado con un mal entendido sentido de lealtad, que se aproxima mas a sometimiento de la voluntad propia a la del partido, que a un acatamiento de la disciplina interna por convencimiento o por respeto a la voluntad mayoritaria, pero que en ningún momento impide manifestar esta discrepancia, ni de confrontar esta con la mayoritaria, hace que se cambien los a poyos a ideas y proyectos, por apoyos a individuos o a siglas, lo que crea un clima mucho mas proclive al enfrentamiento que a la discusión y el debate que propicie la evolución y engrandecimiento del proyecto y si a la confrontación donde solo hay ganadores y vencidos y donde se propicia mas la exclusión que la integración.

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