lunes, 3 de julio de 2017

Mirando a la mentira como una necesidad

Vivimos hoy en un mundo tan crudo y tan cruel que los que disfrutamos de una posición privilegiada, necesitamos de un envoltorio del mismo que nos oculte esas duras realidades a las que no queremos hacer frente.

Vivimos en un mundo virtual que nosotros mismos hemos creado, a modo de burbuja, para permanecer impermeables a las desgracias ajenas y mas cuando somos conscientes de que es ese mundo nuestro el principal causante de esas desgracias. Un mundo donde nos hemos creado un sin fin de necesidades ficticias y donde nos hemos acostumbrado a rellenar nuestras carencias y déficits espirituales, con imprescindibilidades materiales, los excesos del sentir por pastillas para no pensar, un mundo donde hemos convertido la mentira es un valor y la verdad una carga.

Es desde esta burbuja virtual, que en este mundo algunas cosas tienen una explicación mínimamente lógica, como el que la corrupción sea tolerada o la mentira sostenida como opción política. Es desde esta falsa realidad construida con las deformidades de la verdad que mas nos convienen, que hace que desde la mentira se construyan nuestras verdades, haciendo no solo deseable si no también se convierta en imprescindible, el encubrimiento de la realidad con la piadosa nebulosa de la mentira, para que nuestras conciencias, transformadas en síndromes de abstinencia por la imperiosa necesidad de consumo, apacigüen el mono con bienes materiales que sustituyan los valores del sentimiento. Es únicamente así que se pueda explicar que en este llamado primer mundo, todos consideremos imprescindible poseer un móvil de última generación fabricado con el coltán extraído con el exterminio, explotación y esclavitud de varias generaciones de seres humanos, en el que por mantenerlos alejados de nuestra burbuja no sea nos la pinchen, llamamos tercer mundo. Es desde estas nuestras necesidades adquiridas, que se hacen indispensables las mentiras, pues todos somo conscientes, cuando el ansia consumidora nos da tregua, que para que nosotros vivamos tan bien, es imprescindible que otros lo pasen tan mal, generándose una espiral de sufrimiento en torno a nuestros artificiosos goces, que si no lo tapamos con mentiras, impedirían su pleno disfrute y darían al traste con toda esta sociedad basada en el consumo y el exclusivista acaparamiento de los beneficios. Es tal el miedo que nos da perder la condición de privilegiados, que somos incapaces de compartir privilegios, prefiriendo incluso nos lo estén quitando con nuestras propias mentiras, pues únicamente desde estas mentiras, que aunque ya nos hayan quitado los principales derechos como seres humanos, nos sigamos sintiendo privilegiados, comparados con los excluidos de todos los derechos y todos los privilegios como si ya no gozaran de la misma condición de ser humano.

Creo que no debo de extenderme mas en lo que sin duda para unos no será mas que un absurdo razonamiento sobre la mentira como necesidad y pilar fundamental de esta materialista sociedad humana y para otros una prespectiva cobarde del mundo, incapaz de enfrentar la verdad. Sea cual sea vuestra conclusión, gracias por haberlo leido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario